El ya abolido artículo 175 del código penal alemán penaba la homosexualidad, poniéndola en el mismo saco que la zoofilia, pues lo consideraba una degeneración racial:

"La fornicación contra natura realizada entre hombres o de personas con animales se castigará con pena de cárcel; también se podrán retirar los derechos civiles"

Durante el nazismo, la pena se elevó de seis meses a 5 años y abarcó hasta la insinuación sexual.

¿Simple coincidencia? Poco probable. El Opus creció como brazo religioso del fascismo franquista, primo cercano del nazismo. El resto es más de los mismo.

Cuando no se considera las personas como diferentes sino como normales y no normales se avanza hacia la clasificación jerárquica, algo que además es subjetivo, pues depende de quién haga la clasificación.

Entonces vienen desde los chistes en reuniones de amigos hasta la marginación y el desprecio.

Probablemente si Cipriani fuera obispo de Uganda, donde se acaba de penar con cadena perpetua la homosexualidad sería el más feliz de los mortales.

En "Parrafo 175" documental sobre la persecución a homosexuales en la alemania nazi, está clarito. Aunque subtitulado en inglés, vale la pena el esfuerzo.